Siempre me resulta curiosísimo, ya lo he mencionado alguna vez, que hace apenas un año no sólo veía a los tablets como algo superfluo e inútil, sino que desarrollaba mi día a día sin echar uno de menos en absoluto. Y hoy, 12 meses después, no sólo mi iPad se ha convertido en una pieza clave para aumentar la productividad en mis estudios y mi trabajo sino que jamás he usado tanto y con tanta intensidad un gadget en mi vida. Por eso la idea de un stylus pensado para tablets me encantó desde los tiempos en que se hicieron populares las salchichas de carne como medida barata a la par que simpática. Sin embargo Cosmonaut ya sí que es un lápiz pensado para tablets en toda regla, además de ser una auténtica pasada.

Como podéis ver en el vídeo se asemeja bastante a un crayon de los de toda la vida pero con la peculiaridad de estar hecho con un material conductor que transfiere las cargas eléctricas de nuestros dedos a la pantalla del iPad. Está realizado a partir de un concepto ‘Do It Yourself’ que también está explicado por ahí y que si bien aporta una solución evidentemente menos estética hay que reconocer que cumple exactamente la misma función y lo hace igual de bien, en realidad sólo hay un requisito, que haya algún tipo de material conductor que vaya de nuestra mano a la pantalla.

Cuando en su día hablaban de stylus para el iPhone o Android a mí la idea nunca me hizo demasiada gracia, eran pantallas de un tamaño bastante reducido y precisamente la gracia es poder usarlas con los dedos prescindiendo de cualquier herramienta externa. La cosa cambia mucho por el contrario si trasladamos la idea a un iPad o a cualquier otro tablet, donde muchas veces a la hora de hacer algún dibujo rápido, de realizar diagramas o de realizar alguna que otra flash card que uso para estudiar me vendría de maravilla tener algo más comodo con lo que dibujar, bocetar y plasmar ideas.

Cuestan $25 dólares en su página web oficial (y si no recordad que siempre os queda la opción DIY, más fea pero igual de efectiva), su objetivo era llegar a los 50.000 dólares para producirlos en masa aunque ya van por casi los 80.000, una buena muestra de que es una idea estupenda.